domingo, 8 de abril de 2007

Hedonismo, enexia... o el placer del deporte



Paradójicamente a lo que pueda pensarse, la combinación de lo lúdico con lo agonístico no es no factible. A pesar de ser uno la antítesis del otro, se necesitan los dos, el uno del otro, y no es excluyente el inculcarlo aun en el deporte profesional. Esto no apoya más en lo que venimos proclamando desde más arriba: que lo importante es participar. Precisamente por ese componente lúdico, entre otros obviamente, pero sobre todo por ese.

El valor lúdico de la actividad física es un inestimable recurso para favorecer los aprendizajes de los alumnos. Es, gracias a este cambio en la ideología educativa, como se ha transformado lo que antes era una preocupación por informar en lo que ahora se ha dado en llamar preocupación por formar. Ya, por fin, se tiene en cuenta a ese gran ser humano, tan olvidado del proceso educativo a lo largo de toda la historia, llamado discente. Reconocemos cuáles son sus intereses, sus expectativas, sus motivaciones, sus experiencias,... en fin, lo "reconocemos" (en todo el sentido de la palabra) y esto es un adelanto para la práctica de la actividad física y el deporte (y en general para toda la educación), puesto que es gracias a este valor, en el cual los niños se divierten, como además aprenden. Se trata en definitiva de aprender a jugar y de aprender jugando. Al fin y al cabo, el comportamiento lúdico es uno de los primeros que se empieza a manifestar en el hombre desde su infancia (y por tanto uno de los más puros; la competitividad se empieza a desarrollar mucho después), por eso es importante potenciar todas aquellas actividades que tiendan a su conservación y explotación, como lo ha tratado Huzinga.

El valor higiénico es considerado también por nosotros como intrínseco al práctica de la actividad deportiva.

En Grecia, Aristóteles decía que la gimnasia debe investigar qué ejercicios son más útiles al cuerpo y cuál es el mejor para ellos. Los humanistas demuestran la relevancia que le otorgan a la salud cuando reconocen la importancia del movimiento como uno de los mejores elementos para satisfacer las necesidades intrínsecas del ser humano.

En definitiva, el objetivo que nos proponemos es que ese valor higiénico que desde los comienzos de la humanidad ha estado presente en la actividad física, y que tan atenuado se encuentra hoy en esta sociedad imperada por una serie de valores que tienen más en cuenta la superficialidad que la profundidad a la propia persona, lo extrínseco eclipsa a lo intrínseco, se soslayan mucho aspectos que, al fin y al cabo, son los que nos definen como seres humanos, sea aceptado como una parte importante a tener en cuenta en la educación.

El último valor al que haremos referencia en este apartado es el hedonístico. Este hace referencia al estado que experimenta el sujeto que realiza la actividad. Ya Aristóteles consideraba como uno de los principios de la actividad física la enexia (o bienestar deportivo) donde el placer de su realización está presente en toda acción. Practicamos un deporte por el mero hecho del placer que sentimos cuando lo estamos realizando. Es ese estado catártico en el que nos sentimos inmersos cuando hacemos deporte el origen de que en un muchos casos nos decidamos por uno u otro deporte. En la vida adulta, el componente hedonístico del deporte tiene un contexto de ocio. Se utiliza el deporte como contrapunto al trabajo; es en aquel en el que nos liberamos de las tensiones del trabajo diario, lo utilizamos en el tiempo libre como ocio por el simple gusto de olvidarnos de la rutina diaria. Valga, por ejemplo, el típico partido de squash que juegan los "yuppies" para liberar el estrés; o más cercano a nosotros, lo que hoy en día se ha dado en llamar "deportes de alto riesgo" (y no sin razón). ¿Por qué se practica si no es por el placer masoquista de sentir el peligro en el cuerpo?

Respecto a este valor, es relevante rescatar aquí la "teoría del flujo" de Csikszentmihalyi. Estamos de acuerdo con el autor en que la práctica de la actividad física produce flujo, es decir, el estado de bienestar que sentimos recorre nuestro cuerpo cuando realizamos una actividad que nos es grata. La sensación de gratificación intrínseca de hacer algo por el simple placer de hacerlo, sin motivaciones extrínsecas. Hay que aclarar, sin embargo, que no sólo el movimiento produce flujo, es necesario una serie de motivaciones, intereses, un pensamiento, una atención,... ya que el disfrute no depende únicamente de lo que se hace sino de cómo se .

Los valores extrínsecos son aquellos que "desde fuera" le atribuimos a la práctica deportiva. No son, al contrario que los intrínsecos, los que el sujeto experimenta durante la realización del mismo; son los que culturalmente podemos encontrar en ellos. Dependiendo, pues, de la sociedad y/o cultura en la que se practiquen representarán uno u otro ámbito del hombre.

Muchos son los valores que podemos atribuir al deporte, y muchos los que podemos potenciar con su práctica. De entre ellos, todos, o casi todos estamos de acuerdo en transmitir: solidaridad, fraternidad, participación, cooperación, respeto a los demás, ayuda mutua, no discriminación ni estereotipificación de actitudes, socialización, comunicación e interacción positiva entre los pueblos, nobleza, valentía, perseverancia, altruismo,... etcétera.

1 comentario:

Alejandro Nova dijo...

Muchos saludos, mi nuevo correligionario, quien parece lleno de sensatez en su actuar, y quien ha mostrado mucho pensamiento y trabajo mental en nuestro sistema de intercomunicación.

Muchos saludos.

Este es su multifuncional. Aunque no lo parezca, después de que veas mi blog.

Alejandro Nova.