Cuando alguien se encuentra hospitalizado o realizando un descanso médico en casa son muy pocos los panorámas que se presentan para capear la monotonía de la recuperación. Sin ir más lejos, la única gran alternativa para esto es la televisión y la pobre variedad de películas que ofrece. Sin embargo, mientras realizaba zapping, llegué a "Lagrimas del Sol", protagonizada por Bruce Willis. No es una gran película, pero aborda el tema de los refugiados en el continente africano, lo cual es loable. En determinada escena, el actor dice la siguiente frase: "Dios ya se fue de África". Al oir eso, tuve un inmediato flash-back a esta fotografía de contenido y mensaje duro.
Fue tomada en 1993 durante la gran hambruna en Sudan. Su autor, Kevin Carter recibió el Premio Pulitzer de fotografía en mayo de 1994 por esta cuestionable obra. En su discurso dijo: “Es la foto más importante de mi carrera pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla, la odio. Todavía estoy arrepentido de no haber ayudado a la niña”. Dos meses después de recibir el premio, y tras ser objeto de fuertes críticas del mundo periodístico, toma su auto, lo conduce a un río, conecta con una manguera el tubo de escape al interior del auto y se suicida.
Después de todo este fenómeno de relaciones entre la película, la relación con la fotografía y el recuerdo de algunos datos que manejo (17 niños mueren al día en África), solo se puede concluir una cosa: que lo obrado, hasta el momendo, y los planes que se han llevado a cabo y los planes que se llevarán a cabo, por las mismas personas que crean el problema, son tendrán solución para el continente negro.
Es cierto que hay una gran responsabilidad de los países colonialistas e imperialistas que estuvieron oprimiendo África, y se ha observado que hay intenciones y un discurso pro solución a las carencias básicas de vida, pero en el mundo de la política, el discurso solo logra perfeccionarse en su finalidad; en la acción o en la generación de una conciencia entorno a el. El segundo punto se ha logrado. Casi todo el planeta sabe los problemas que suceden alla día a día, pero respecto a lo primero, solo tiene sustento en las mismas palabras dichas al viento, y que son fáciles de llevar.
Por lo anterior, solo queda hacer accionar a través de iniciativas individuales que generen el cambio necesario. "Médicos sin fronteras" es un vivo ejemplo de esto, al igual que otras organizaciones a fines.
Ayudar sin esperar que los demás hagan algo y, por sobre todo, en un total desinterés, es el primer paso a la solución concreta.
Fue tomada en 1993 durante la gran hambruna en Sudan. Su autor, Kevin Carter recibió el Premio Pulitzer de fotografía en mayo de 1994 por esta cuestionable obra. En su discurso dijo: “Es la foto más importante de mi carrera pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla, la odio. Todavía estoy arrepentido de no haber ayudado a la niña”. Dos meses después de recibir el premio, y tras ser objeto de fuertes críticas del mundo periodístico, toma su auto, lo conduce a un río, conecta con una manguera el tubo de escape al interior del auto y se suicida.
Después de todo este fenómeno de relaciones entre la película, la relación con la fotografía y el recuerdo de algunos datos que manejo (17 niños mueren al día en África), solo se puede concluir una cosa: que lo obrado, hasta el momendo, y los planes que se han llevado a cabo y los planes que se llevarán a cabo, por las mismas personas que crean el problema, son tendrán solución para el continente negro.
Es cierto que hay una gran responsabilidad de los países colonialistas e imperialistas que estuvieron oprimiendo África, y se ha observado que hay intenciones y un discurso pro solución a las carencias básicas de vida, pero en el mundo de la política, el discurso solo logra perfeccionarse en su finalidad; en la acción o en la generación de una conciencia entorno a el. El segundo punto se ha logrado. Casi todo el planeta sabe los problemas que suceden alla día a día, pero respecto a lo primero, solo tiene sustento en las mismas palabras dichas al viento, y que son fáciles de llevar.
Por lo anterior, solo queda hacer accionar a través de iniciativas individuales que generen el cambio necesario. "Médicos sin fronteras" es un vivo ejemplo de esto, al igual que otras organizaciones a fines.
Ayudar sin esperar que los demás hagan algo y, por sobre todo, en un total desinterés, es el primer paso a la solución concreta.
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